El uso de drones en Chile ha pasado de ser una novedad tecnológica a convertirse en una herramienta esencial para múltiples sectores: agricultura, minería, vigilancia, audiovisual, logística e incluso recreación. Este ascenso plantea nuevas exigencias para un marco legal que ha quedado rezagado frente a la velocidad de adopción tecnológica.
Un crecimiento sin precedentes
En la última década, el número de drones en circulación ha crecido exponencialmente en el país. Empresas y particulares han incorporado estos dispositivos por su versatilidad, bajo costo y capacidad de acceder a zonas de difícil acceso. Sin embargo, con este crecimiento también se ha hecho evidente la falta de una legislación moderna que regule su operación de forma integral.
La regulación actual: Normas DAN 151 y DAN 91
Actualmente, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) regula el uso de drones a través de las normas DAN 151 (zonas no pobladas) y DAN 91 (zonas pobladas). Si bien estas normas establecen criterios básicos como altura máxima, visibilidad directa (VLOS), y restricciones en zonas urbanas o cercanas a aeropuertos, no contemplan escenarios modernos como el vuelo automatizado, delivery por dron o integración con tráfico aéreo controlado.
Desafíos de una regulación obsoleta
- Limitaciones para emprendimientos: Startups tecnológicas enfrentan trabas burocráticas para operar con drones.
- Falta de fiscalización efectiva: Las capacidades de control de la DGAC son limitadas frente al aumento de operadores.
- Riesgos para la privacidad: La legislación actual no aborda suficientemente el uso indebido de cámaras y sensores.
- Vacíos legales en zonas urbanas: Los vuelos recreativos en ciudades han proliferado sin un marco claro.
Propuestas para una modernización urgente
Para asegurar un desarrollo seguro y sostenible de la industria de drones en Chile, se requiere:
- Una ley nacional integral que unifique normativas y contemple el avance tecnológico.
- Licencias diferenciadas para operadores recreativos, comerciales y técnicos.
- Plataformas digitales para registro, seguimiento y fiscalización en tiempo real.
- Protección clara de la privacidad frente a cámaras y micrófonos embarcados.
Lecciones de otros países
Chile puede inspirarse en modelos regulatorios como los de la Unión Europea (EASA) o EE. UU. (FAA), que incluyen:
- Zonas de vuelo georreferenciadas (geo-fencing).
- Identificación remota obligatoria de drones.
- Registro automático de operadores y aeronaves.
- Educación y exámenes obligatorios para pilotos RPAS.
Conclusión
El ascenso de los drones en Chile es irreversible. Para que esta tecnología se consolide de forma segura, transparente y productiva, es necesario que el marco legal evolucione a la par. La modernización regulatoria no solo permitirá aprovechar el potencial de los drones, sino también proteger los derechos y la seguridad de todos los ciudadanos.
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