Ser Tripulante de Cabina, también conocidas popularmente como “azafatas”, es una de las profesiones más admiradas en el mundo de la aviación. Sin embargo, detrás del uniforme impecable, las sonrisas y los viajes internacionales, existen realidades poco visibilizadas que afectan tanto física como emocionalmente a quienes ejercen este rol en Chile. A continuación, te contamos las 7 cosas que más sufren las azafatas en su día a día laboral.
1. Cambios constantes de horario y jet lag crónico
Uno de los mayores desafíos del trabajo es la falta de un horario estable. Vuelan de madrugada, cambian de zona horaria constantemente, duermen pocas horas y deben estar siempre alertas. El cuerpo sufre fatiga, insomnio y alteración de los ciclos circadianos, lo que puede afectar el sistema inmune y la salud mental.
2. Dolencias físicas por largas jornadas de pie
Muchas azafatas desarrollan dolores de espalda, várices, problemas en rodillas y pies por estar de pie durante horas, en movimiento constante y con zapatos formales. El esfuerzo físico diario es alto, especialmente en vuelos largos o con pasajeros complicados.
3. Presión estética constante
Aunque la normativa ha cambiado, muchas aerolíneas en Chile aún imponen estándares de imagen exigentes. Se espera que las TCP mantengan un peso determinado, se maquillen de forma impecable, oculten tatuajes, y usen uniformes ajustados. Esta presión puede afectar la autoestima y generar ansiedad.
4. Desgaste emocional por trato con pasajeros difíciles
Las azafatas deben lidiar con pasajeros exigentes, agresivos o discriminatorios. En algunos casos, enfrentan acoso verbal o físico. Aun así, deben mantener la calma y actuar con cortesía, lo que genera una carga emocional constante difícil de procesar sin apoyo psicológico.
5. Inestabilidad laboral y exigencias extremas
Muchas TCP trabajan con contratos a plazo fijo, turnos rotativos y evaluaciones continuas. Esto genera inseguridad económica y miedo a ser desvinculadas por no cumplir con los estándares de rendimiento o salud. Además, deben estar disponibles incluso en días festivos y fines de semana.
6. Dificultades para mantener vida social y familiar
El estilo de vida de un tripulante muchas veces implica perder cumpleaños, celebraciones y momentos clave con amigos o familia. Las relaciones personales se ven afectadas por los horarios irregulares y los días fuera de casa, lo que puede generar soledad o aislamiento emocional.
7. Exposición constante a riesgos en vuelo
Las azafatas están entrenadas para actuar ante incendios, despresurización, aterrizajes de emergencia, turbulencias y evacuaciones. Aunque estas situaciones no son frecuentes, el nivel de estrés y responsabilidad es alto, sabiendo que deben liderar la seguridad de hasta 200 personas a bordo.
¿Y entonces, por qué lo hacen?
A pesar de todos estos desafíos, muchas TCP afirman que su trabajo les brinda una enorme satisfacción personal. La posibilidad de viajar, conocer culturas, vivir experiencias únicas y ayudar a personas en momentos clave hacen que valga la pena el sacrificio. Eso sí, es fundamental tener vocación, equilibrio emocional y una red de apoyo sólida.
Conclusión
La vida de una azafata no es solo glamour. Es una profesión exigente, física y mentalmente, que requiere entrega, disciplina y resiliencia. Conocer estas realidades permite valorar más su trabajo y entender que, detrás de cada vuelo, hay profesionales que están dispuestos a poner todo de sí para cuidar y servir con excelencia.
© 2025 | Realidades de la profesión de Tripulante de Cabina en Chile – Más allá de las apariencias.